Hace ya unos meses llegó al mercado Nintendo Switch 2, la sucesora directa de la primera y muy exitosa consola híbrida de Nintendo (Nintendo Switch). Su llegada fue muy esperada durante años, en parte porque la anterior Switch comenzaba a quedarse corta de potencia, tanto para soportar juegos de terceros como para las propias producciones de Nintendo, que ya empezaban a verse limitadas por el propio hardware. Con este salto generacional, esas limitaciones se han podido reducir notablemente y abrir las puertas a desarrollos mucho más ambiciosos y juegos de terceros.
Tras estos primeros meses probando la consola y dejado atrás la emoción de los primeros días durante el verano, sumado a la cercanía de fechas clave como el lanzamiento de Leyendas Pokémon: Z-A y la campaña navideña acercándose, muchos estaréis planteándoos dar el salto a este nuevo modelo o adentraros por primera vez en el mundo de Nintendo Switch. Por ello, quiero compartir mis impresiones sobre esta primera versión de Nintendo Switch 2, y digo primera, porque es bastante probable que Nintendo nos sorprenda en los próximos años con revisiones del modelo, ya sea con mejoras ligeras o cambios más profundos que incluso reciban nombre propio.
Nada más empezar a usar la consola destacan dos cosas: su mayor tamaño de pantalla y mandos (los Joy-Con 2), junto a una sensación de robustez muy superior a la del modelo OLED de la generación anterior. La nueva Switch ofrece una pantalla más grande, un cuerpo más sólido y materiales de mayor calidad, transmitiendo la impresión de podría decirse, un dispositivo más duradero y fiable, alejándose del acabado de “juguete de plástico”. Además, su estructura resiste mejor los golpes y caídas, como ya se ha podido demostrar en diversas pruebas. Aunque, eso sí, sigue siendo vulnerable a los arañazos, al desgaste de la pintura y otros desperfectos visuales.
Al principio, el incremento de tamaño puede llegar a parecer excesivo, pero tras unas horas de uso resulta una transición muy natural. Dejar atrás una pantalla OLED puede ser difícil para los más exigentes, pero la diferencia de colores no es tan abismal, como sí pudimos ver dentro de la generación anterior. La pantalla más grande es una mejora de calidad, y los nuevos botones ofrecen una sensación de pulsación más suave y precisa. Es cierto que la consola pierde algo de portabilidad, ya que ahora requiere una funda o estuche mayor y es menos cómoda de transportar, pero seamos sinceros, la auténtica portabilidad la perdimos con el final de la época de Nintendo 3DS. Aun así, una futura Nintendo Switch 2 Lite sería un gran acierto, siempre que no repita los errores del pasado y permita conectarse a la televisión de algún modo.
Pasemos a lo importante, la potencia. Debemos tener claro que Nintendo Switch 2 no alcanza el nivel de una PlayStation 5 Pro o un PC de gama alta, pero sí ofrece un rendimiento sorprendente para su tamaño. Su potencia es comparable a la de una Steam Deck o un PC modesto, pero dentro de una tableta delgada y ligera. Es un logro técnico notable, y lo mejor es que es suficiente para mantenerla vigente durante muchos años. Si en la primera Switch ya vimos adaptaciones que parecían “imposibles”, ahora el margen para traer grandes juegos con buen rendimiento es mucho mayor.
Los títulos de la primera Switch compatibles vuelan en esta nueva consola. Los tiempos de carga se reducen drásticamente y el rendimiento mejora de forma evidente, incluso sin parches. Algunos juegos que antes sufrían bajadas de rendimiento ahora se sienten estables y fluidos. Aunque muchos aún funcionan a 30 fps y 720p, si cuentan con actualización específica, la diferencia es aún más notoria. Y una vez vuelves a la primera Nintendo Switch, la sensación de retroceso es muy clara, sintiéndose instantáneamente más lento y menos fluido.
Pero toda este potencia afecta a un componente calve, la batería, que ha sido uno de los temas más debatidos. Aunque se han implementado mejoras mediante parches y optimizaciones durante estos últimos meses, el consumo sigue siendo algo elevado. La duración depende del tipo de juego: los títulos de la primera Nintendo Switch suelen ofrecer una autonomía notable, mientras que los más exigentes o visualmente detallados rondan las dos horas, o incluso menos. En el caso de videojuegos 2D o principalmente indies, nos encontramos con otro mundo al ser una situación muy distinta, teniendo una duración mucho más extensa.
Mi mayor crítica recae sobre el sistema operativo de la consola. A pesar de algunas mejoras que se agradecen, sigue siendo prácticamente el mismo que el de la primera Switch. El menú HOME continúa mostrando solo la cinta de juegos recientes, lo que resulta poco práctico. No hay opción de ampliar filas, fijar juegos favoritos o personalizar el orden. Para acceder a la biblioteca completa hay que desplazarse al final, y aunque ahora las carpetas están mejor implementadas, el sistema sigue sintiéndose limitado y algo anticuado.
Tengo la esperanza de que en 2026 el sistema reciba una gran actualización que añada funciones útiles como atajos, nuevas opciones de organización y los tan deseados temas personalizados, que nos permitan cambiar fondos y colores. Por ahora, sin embargo, esto sigue siendo un sueño, que debería ser una realidad.
En cuanto al catálogo, tanto si vienes de la Switch original como si te estrenas con Switch 2, ell catalogo inicial es algo limitada. Hay exclusivos destacados como Donkey Kong Bananza o Mario Kart World, y ya, por ahora no son muchos más. Aun así, el catálogo multiplataforma y las mejoras de rendimiento en juegos ya existentes aseguran bastantes horas de diversión en ambos casos. La consola tiene potencial y una base decente, solo falta tiempo para que Nintendo y los desarrollos de terceros lo aprovechen al máximo, trayendo más exclusivos y títulos de otras plataformas con buena calidad.
Nintendo Switch 2 me ha sorprendido para bien. Estoy volviendo a disfrutar de varios juegos que había abandonado en la consola original por problemas de rendimiento o tiempos de carga excesivamente largos. Además, los nuevos títulos para esta consola se notan mucho más vivos y con posibilidades de mecánicas más interesantes, lo que me ilusiona de cara a futuros lanzamientos y a seguir disfrutando de grandes estrenos como Bananza.
Lo que menos me ha gustado es su poca resistencia al desgaste diario y los desperfectos visuales. Tras haber pagado un precio, que es considerablemente superior al de la primera Nintendo Switch, esperaba una mejora en ese sentido o alguna pequeña mejora en materiales, pero siento que siguen apareciendo pequeños arañazos por el uso del dock o al deslizar la consola. Tampoco ayuda el sistema operativo, que aún necesita más mejoras, pero eso tiene fácil solución.
Aun así, estos son detalles son meramente estéticos. En lo que realmente importa, el rendimiento y la experiencia de juego, no tengo ninguna queja, solo ganas de ver qué nos deparan los próximos meses y 2026.
